2 de octubre de 2020

UD1: LA SALVACIÓN. QUIERO SER FELIZ 4




Oswaldo Guayasamín tiene una colección de pinturas llamada ‘En la Edad de la Ira’ y dentro de ella la serie más importante es ‘Las Manos’ y es aquí donde se ubica ‘Las manos de la protesta’ la cual es de vital importancia porque resume la actitud del ser humano frente a la injusticia en el mundo. En la serie se retrata al que tiene todo, esto es, ‘Manos insaciables y a los que no tienen nada ‘Manos del mendigo’; luego de pasar por las manos de la oración, del miedo, etc., a la sociedad marginada, lo único que le queda es la protesta y acá aparece la obra en cuestión.

De modo que, se está hablando de expresionismo latinoamericano, este pintor y muralista ecuatoriano ha logrado plasmar con los rasgos marcantes de caras indígenas, sumidos en multifacéticas expresiones sentimentales. Para hablar de ‘Las manos de la protesta’ hay que hacer referencia a toda la serie porque son obras marcadas por una constante protesta y denuncia de carácter social y política a favor de los derechos humanos, sobre todo de los derechos de los pueblos autóctonos andinos de donde Guayasamín provenía.

Esta obra humanista, se calificada entonces expresionista, porque pretende reflejar el dolor y la miseria que aún soportan gran parte de los pueblos indígenas americanos, sumergidos en la discriminación de sus propios conciudadanos de otros orígenes raciales.

Esta obra es el resultado del pensamiento de toda una vida, el mensaje que él grita en sus pinturas, está dedicado a la sensibilidad por los seres más desprotegidos de la sociedad ecuatoriana. Su percepción es triste, porque él solo ve el caos de los seres que sufren, de niños con frío, de razas que se enfrentan y culturas que se pierden, su mundo contemporáneo le preocupa de principio a fin y por eso sus pinceladas tienen sentido social.






 

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