17 de marzo de 2024

CINEFORUM: DIOS CON NOSOTROS




Nació en una humilde oscuridad, pero su familia tuvo que huir para salvarlo de un gobernante celoso. Perdonó los pecados, curó a los enfermos y dio esperanza a los desanimados y oprimidos, sin embargo, fue despreciado y rechazado por muchos. Dijo la verdad incluso cuando era peligroso hacerlo. ¡Voluntariamente dio su vida y luego resucitó, conquistando el poder de la muerte! De La Voz de los Mártires viene Dios con nosotros, anteriormente llamado Jesús: Él vivió entre nosotros. Con una animación mejorada recientemente, es la narración dramática de la vida de Jesucristo vista a través de los ojos del último apóstol sobreviviente, Juan. Viaja con Jesús y encuentra sus milagros, su enseñanza asombrosa y su valentía sin igual. Descubra el poder y el amor de Jesucristo y vea por qué sus seguidores arriesgaron todo para llevar su mensaje a los confines de la tierra.



 


10 de marzo de 2024

CELEBREMOS SAN JOSÉ Y EL DÍA DEL PADRE

             



Todo lo que sabemos de San José, lo podemos entrever en la Biblia, especialmente en los evangelios de San Mateo y San Lucas.

Su silencio lo caracteriza y es precisamente a través de sus obras, de sus actos de fe, confianza, y sobre todo de su amor, lo que nos descubren a San José, como un gran santo.

Dios le encomendó ser el padre adoptivo del niño Jesús y esposo de la Virgen María, un privilegio y una gran responsabilidad, el santo custodio de la Sagrada Familia.

Vivió de forma sencilla, realizando en su vida cotidiana la misión que el Padre le había encomendado de la manera más perfecta posible, contribuyendo de este modo a la realización del proyecto de la salvación de Dios.

La vida de San José fue una vida de oración y silencio permaneciendo de este modo en diálogo con Dios; trabajador y honesto para mantener a su familia; padre y esposo, lleno de amor y compasión; obediente y de una profunda fe dejándose llevar en manos de Dios; hombre justo y casto, cuya imagen vemos representada por la azucena en la mano, símbolo de pureza y de su estado virginal, en la iconografía del arte cristiano.

Podríamos decir que la vida de San José, fue una peregrinación en la fe, que al igual que María, ambos permanecieron fieles hasta el final, en lo que se le había encomendado.

 

Virtudes destacadas de San José

·        Paternidad

 

«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1, 20-21).

 

En esta cita bíblica se halla el núcleo central sobre San José. Fueron destacables entre otras virtudes, su obediencia y humildad, realizó lo mandado por el ángel y tomó a María con todo el misterio de la maternidad.

Se abre en esta disponibilidad y entrega absoluta al designio de Dios, que le pide el servicio de su paternidad, cooperando de este modo en el gran misterio de la redención; toda la vida de Jesús le ha sido confiada a su custodia.

En los evangelios se puede ver la tarea paterna de San José, realizada en los gestos que forman parte de la vida familiar: en su nacimiento, la circuncisión, la presentación de Jesús en el Templo… cada acontecimiento que se va desarrollando sobre su vida.

Se le ordena poner el nombre de Jesús, aunque no fuera fruto suyo, de esta manera declara su paternidad legalmente y proclamando su nombre define también su misión salvadora: «Y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21).

El Papa Francisco en la Carta Apostólica «Patris Corde« menciona la cita de Pablo VI donde se observa la paternidad manifestada concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa» (Patris Corde, 1).

 

·        Obediencia y fe

Vemos en su persona como obedecía con docilidad, y siempre estaba oyente a la voz de Dios. En cada circunstancia de su vida se ve la respuesta dirigida hacia esta voluntad.

A través de sus sueños, se le reveló lo que tenía que hacer y se observa en él su obediencia sin pensar en las dificultades. Por la fe acató los caminos de Dios, en esa confianza que el Padre había depositado en él, al elegirlo padre de su hijo.

Acoge a María como le dice el ángel, deja a un lado sus propios razonamientos y asume lo que se le dice. Nos enseña a acoger lo que se nos da en nuestra propia vida, aunque no comprendamos.

«La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Solo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia» (Patris Corde, 4).

Se entregó completamente a esta misión que le encomendaba y puso su vida al servicio de ello.

Durante ella le acompañaron dolores y gozos, pero su fe y obediencia les conducía siempre en la confianza de que Dios estaba ahí.

Nos enseña a creer en Dios, a tener fe aún en medio de las dificultades, miedos, debilidades, por tanto, es necesario entonces, dejarnos abandonar en Él, para que lleve nuestra vida, porque Él tiene siempre la última palabra y su mirada es más amplia que la nuestra.

Aceptó todo por amor. Vemos como al igual que María, en cada circunstancia de la vida de José pronuncia también su «FIAT».

«Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación… Cuando Dios revela hay que prestarle «la obediencia de la fe», por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por él» (Redemptoris custos II).

 

·        Trabajo y silencio

 

San José se caracterizó por su silencio. Un silencio respetuoso y puesto al servicio de la escucha. Este silencio ayuda a tener una mirada hacia dentro para meditar y conocer la voluntad de Dios.

El Papa Benedicto dijo «dejémonos invadir por el silencio de San José«, el ruido nos impide escuchar o percibir las grandes verdades de la vida.

Su trabajo estaba envuelto en este silencio, era un humilde carpintero que bajo el esfuerzo de su trabajo, supo responder con fidelidad el cumplimiento de sus deberes, en un constante servicio.

El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de la persona y él nos enseña a hacer un trabajo justo, donde todos los dones que hemos recibido de Dios los ponemos a su servicio.

«…José acercó el trabajo humano al misterio de la redención» (Redemptoris custos IV). Por ello, los trabajadores están invitados a imitarle. Es posible servir a Cristo por medio de nuestro trabajo. «Todo cuánto que, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…» (Col 3, 23s)

 

·        Custodio de la Iglesia

 Al igual que estuvo al cuidado de Jesús y María, como padre y esposo, con un corazón que fue capaz de amar y proteger al hijo de Dios y a su Madre, es por ello que se le encomienda también la Iglesia, su cuerpo místico.

Se encomienda a su protección y se le pide al igual que Él hizo, que su Iglesia colabore fielmente en la obra de la salvación siguiendo su ejemplo y pidiendo su intercesión.

Tarea que en la Iglesia compete a todos y a cada uno en su estado y tarea de vida.

«José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre» (Patris Corde, 5).

 

Qué nos dice a nosotros

A modo de conclusión, podemos ver cómo San José lo hizo todo ante los ojos de Dios, al que sirvió ejemplarmente.

Por lo tanto, la perfección y nuestro actuar como cristianos, en realidad se da en el cumplimiento de lo que Dios quiere de nosotros.

Con su ejemplo de vida nos enseña a amar, orar, sufrir, actuar rectamente para dar gloria a Dios con nuestra vida, en cada día que se nos da.

No es tan importante hacer «grandes cosas» sino hacer bien la tarea que debemos hacer.

«El participó en este misterio junto con Ella, comprometido en la realidad del mismo hecho salvífico, siendo depositario del mismo amor, por cuyo poder el eterno Padre «nos predestino a la adopción de hijos suyos por Jesucristo» (Ef 1,5) » (Redemptoris Custos, Introducción).

Por lo tanto, la fe y el amor con que cada cual va tejiendo su vida en el día a día es importante. Vivir con docilidad la voluntad del Padre, es vivir con un corazón agradecido por todo lo que recibimos, ser conscientes de la misión que se nos encomienda y ser fieles a ese llamamiento.

Nos enseña a ser grandes desde la pequeñez como María (caridad), nos invita a confiar en el creador aunque aparentemente las cosas vayan en contra (fe) y nos induce a ponernos en camino apoyados en el cayado de la esperanza.

 

Festividad de San José

Celebramos su festividad el 19 de Marzo de cada año, Día de San José.

La devoción hacia él, comenzó en el s. IV en Oriente. Va surgiendo entre carpinteros que lo tenían como patrono, y va poco a poco extendiéndose hasta llegar a Santa Teresa de Jesús, muy conocida entre nosotros.

Con el Papa Sixto IV se introduce su fiesta en el calendario romano el 19 de Marzo. Es Gregorio V quien la estableció en 1621 fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II). A partir de entonces, van naciendo las primeras congregaciones que llevaran su nombre.

En 1870, el Papa Pío IX, declaró a San José «Patrono de la Iglesia Universal«, modelo de padre y esposo custodio de la Sagrada Familia; Juan XXIII introdujo su nombre en el canon de la misaPío XII lo presentó como «Patrono de los trabajadores» y San Juan Pablo II como «Custodio del Redentor«, también muy querido por el pueblo se le conoce como «Patrono de la buena muerte«.

El 8 de Diciembre de 2020 el Papa Francisco con motivo del 150º aniversario de la declaración de San José, como «Patrono de la Iglesia», escribe la Carta Apostólica «Patris Corde» (Con corazón de padre).

Con el objeto de acercarnos más a San José, un padre que toda su vida nos refleja el amor a Dios y a su familia, un ejemplo de vida para todos.

Es conociéndole cómo descubrimos este amor y podemos pedir su intercesión para imitar sus virtudes. Su vida y ejemplo nos enseña a vivir el evangelio.












El 19 de marzo se celebra en España el Día del Padre, una fiesta muy especial para todos los padres que tienen hijos.

Este día tan especial es un buen momento para que los niños homenajeen a sus papás y para que los padres disfruten de las muestras de cariño de sus hijos.

El día del padre es una ocasión perfecta para fortalecer la relación entre padres e hijos y hacer algo especial, único, diferente. No hay que olvidar que las celebraciones son siempre un motivo de alegría para las familias, sobre todo para los más pequeños.

Este día nos recuerda la importancia de la figura paterna a lo largo de la historia de la humanidad. Tradicionalmente su imagen estaba más relacionada con la manutención de la familia, la seguridad, la imposición de la disciplina, que con las emociones. Hoy, sin embargo, reconocemos el papel del padre en el campo de la educación infantil y en el desarrollo afectivo y emocional de los bebés y niños.


 







ACTIVIDAD:












3 de marzo de 2024

MUEJERES DE LA BIBLIA: SARA



Sara (o Saraí como se la llamaba originalmente) se menciona a menudo en la Biblia, predominantemente en el libro de Génesis. Pero también hay algunas referencias a ella en el Nuevo Testamento.

Contexto histórico

Saraí nació alrededor del 1800 a.C. Su nombre significa «princesa» y se menciona por primera vez en la Biblia en Génesis capítulo 12. Aquí es cuando nos presentan a su esposo, Abram (más tarde Abraham). Dios había planeado que Abram sería el padre de la nación judía a través de Sara. Pero en el momento en que Dios llamó a Abram, no tuvieron hijos.

La vida de Sara

Abram tenía 75 años cuando Dios lo llamó a dejar Harán e ir a la tierra que Dios le mostraría (Canaán). En ese momento Saraí era 10 años menor que Abram, tenía 65 años y no tenía hijos, lo que en esos días era una vergüenza y algo de lo que las mujeres se avergonzaban y, a menudo, otras mujeres se burlaban o despreciaban.

Incluso a la edad de 65 años, Saraí todavía era muy hermosa y Abram le pidió en al menos dos ocasiones que dijera que eran hermano y hermana para que los hombres de la localidad no atacaran ni maltrataran a Abram por su esposa. (Génesis 12: 10-20, Génesis 20: 1-18)

Incluso en esta pequeña imagen de la vida de Saraí podemos ver que ella fue obediente y sumisa a su esposo a pesar de que puso en peligro su vida o la puso en situaciones vulnerables. En las dos ocasiones mencionadas, Dios intervino a favor de Saraí y sacó a la luz la mentira de Abram para que Saraí estuviera protegida de ser violada por hombres que pudieran haber tenido intenciones sobre ella.

Saraí debe haber sabido de la promesa que Dios le había dado a Abram, pero se dio cuenta de que la posibilidad de que ella quedara embarazada no era humanamente posible, y para ayudar a Abram le ofreció a su sirvienta como esposa sustituta y tal vez construir una familia a través de ella (Génesis 16). Cuando la sirvienta, Agar, se dio cuenta de que estaba embarazada, esto la llevó a despreciar a Saraí, que no podía quedar embarazada, y esto aumentó aún más su vergüenza, deshonra y sentimientos de insuficiencia.

Sara finalmente tuvo un hijo

En total, Saraí tuvo que esperar 25 años para que se cumpliera la promesa de tener un hijo, momento en el que tenía 90 años. Y Dios le había cambiado el nombre a Sara y el nombre de Abram a Abraham, Padre de muchas naciones.

El año antes de que finalmente diera a luz a un hijo, algunos visitantes vinieron a visitarlos y Sara estaba ocupada en la entrada de la tienda haciendo pan y escuchando la conversación entre Abraham y los visitantes. Le dijeron que Sara daría a luz un hijo en ese mismo tiempo el año siguiente. Sara se rio, sabiendo que tal cosa era humanamente imposible. Pero los visitantes dijeron: “¿Hay algo demasiado difícil para el SEÑOR?”. Exactamente un año después dio a luz a un hijo y lo llamó Isaac, como Dios les había dicho, lo que significaba risa.

Lamentablemente, la presencia de Ismael, el hijo de Agar se convirtió en un problema para Sara cuando Isaac creció. Esto se debe a que vio que Ismael parecía burlarse de Isaac (lo que significa que es más probable que sea intimidación) sacando a la superficie la ira y los celos pasados ​​de Agar e Ismael. Sara obligó a Abraham a despedir a Agar y a su hijo para que Ismael no compartiera la herencia con su hijo Isaac.

Se sabe muy poco sobre la vida de Sara después de este incidente. Se nos dice que murió a la edad de 127 años. (Isaac habría tenido 137 años). Abraham preguntó a la gente del lugar si podía comprar un terreno para enterrar a su esposa. Compró la cueva de Macpela a Efrón el hitita. Abraham también fue enterrado allí.

Sara en el Nuevo Testamento

1 Pedro 3, 6 – Sara es alabada por su obediencia a su esposo.

Hebreos 11,11 – ella es alabada por su fe.

Gálatas 4 – el apóstol Pablo usa a Sara y Agar como ejemplos de libertad y esclavitud. Muestra cómo los que conocemos al Señor somos comparados con los hijos de Sara, hijos de la promesa cuando conocemos a Cristo, porque hemos nacido a la libertad, no a la esclavitud.

Romanos 4, 19-22 se hace eco de un tema similar de que la fe de Abraham fue recompensada. A pesar de que era viejo y el vientre de Sara era estéril (o «muerto»), creyó en la promesa de Dios.

Jesucristo vino a través de Abraham y Sara

Todas las promesas que Dios le dio a Abraham se cumplen a través del hijo de Sara, Isaac: “Te convertiré en una gran nación y te bendeciré; Haré que tu nombre sea grande y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan y al que te maldiga, maldeciré; y toda la gente de la tierra será bendecida por ti” (Génesis 12, 2-3).

La promesa “todas las personas de la tierra serán benditas por ti” se cumplió cuando Cristo vino a la tierra y murió por nosotros para que podamos conocer Su salvación. Personas de todo el mundo son ahora miembros de la familia de Dios y continúan conociendo Su bendición.

Algunas lecciones para nosotros

Con Dios nada es imposible. Sara debe haber estado emocionada por la promesa de un hijo cuando Abraham recibió por primera vez la promesa del Señor. Pero a medida que pasaban los años, debió sentir que le habían mentido, o que era menos probable con el paso del tiempo. Si creemos que Dios nos ha prometido algo, aférrese a ello.

Cuando Dios promete algo, se cumplirá. Dios no trabaja según nuestro horario. Debemos mantenernos firmes en las promesas que Él ha dado en su palabra y no dudar de que Él las cumpla o que no tiene la capacidad para cumplirlas.

Sara obedeció con humildad a su esposo, aunque eso puso en peligro su vida y pureza. Para nosotros, Dios nos ha llamado a someternos a Él y a aquellos que están en el liderazgo sobre nosotros. Lamentablemente, a veces, quienes tienen autoridad sobre nosotros pueden cometer errores y traer problemas y dificultades a nuestras vidas. Dios siempre está velando por nosotros y puede traernos liberación y protección. Tal como lo hizo con Sara.

Dios nunca prometió una vida fácil para su pueblo. Podríamos encontrarnos en situaciones terribles: persecución, injusticia, intimidación, peligro y miedo. Pero aquellos de nosotros que ponemos nuestra confianza en Dios, podemos estar seguros de la promesa de su bendición, aunque se retrase.


 

ACTIVIDADES: