26 de enero de 2025

INVESTIGAMOS SOBRE EL JUBILEO 2025 - 1

Después de haber realizado una lluvia de ideas sobre el tema a tratar.


 


Los alumnos por parejas investigaran a cerca de uno de estos  temas de interés  y realizaran una presentación sobre el tema elegido al resto de grupos y harán 5 preguntas con su repuesta, para posteriormente confeccionar un juego de preguntas sobre el Jubileo 2025.                           



Mascota del jubileo



INTERESANTE

                            

Caminemos  como Peregrinos de la esperanza

Este año pueden llamarlo año santo porque busca acercarnos a la santidad. Es un un Año Jubilar

1- Durante este tiempo, recibimos bendiciones y perdón por medio de la iglesia. Es una oportunidad para acercarnos más a Jesús...

2- Este año jubilar es: "Peregrinos de la Esperanza"

Ser "peregrino" es como ser un viajero en busca de algo especial. En este año, somos peregrinos buscando esperanza, esa luz que nos guía incluso en los días difíciles.

Peregrinar, nos recuerda que vamos camino al cielo. ¡Y que todos debemos llegar!

3-Caminar juntos: vivimos como iglesia

Nos invita a caminar unidos, como una gran familia.  A ser el rostro de Dios, a ser uno, y a compartir el amor de Dios. Nos llena de alegría y esperanza vivir como hermanos.

4- Es tiempo de vivir como HIJOS DE DIOS

Este es el momento perfecto para hacer el bien: ayudar a un amigo, compartir con los demás a Dios, de hablar sobre su misericordia ¡Cada acción nos acerca más a Dios!

5-Celebrar y orar

En el Año Jubilar, celebramos y oramos juntos. Vamos a la iglesia, cantamos y hablamos con Jesús, pidiéndole que nos llene de esperanza, vivimos la experiencia de ser una gran familia como testigos de  Fé.

¡Recuerda! El Año Jubilar Peregrinos de la Esperanza es un tiempo para estar cerca de Dios, caminar en familia, hacer el bien y celebrar con mucha alegría ¡En dónde podemos recibir el perdón. ¡Vamos a vivirlo juntos!

¡Los niños pueden transformar este mundo siendo testigos de que Jesús vive y habita en nuestros corazones!




El Año Jubilar, o Año Santo, es un período especial de gracia y renovación espiritual que se celebra cada 25 años.

Este Jubileo, bajo el lema ‘Peregrinos de Esperanza’, comenzó el 24 de diciembre de 2024 con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y se extenderá hasta el 6 de enero de 2025 con la última apertura en la Basílica de San Pablo Extramuros.

¿Qué es el año Jubileo 2025?

En la tradición católica, el Jubileo o ‘Año Santo’ es un tiempo dedicado a “consolidar la fe y la solidaridad”, durante el cual la Iglesia concede indulgencias o el perdón de los pecados a todos aquellos que hagan obras de caridad y atraviesen algunas de las Puertas Santas: en San Pedro o en las otras basílicas romanas; o en los templos jubilares designados por cada obispo en su diócesis o iglesia local.

Como lo indica su lema que dice ‘Peregrinos de Esperanza’, en el año Jubileo 2025, la Iglesia Católica busca ofrecer un tiempo de renovación espiritual y esperanza en medio de los desafíos que enfrenta el planeta en cuestión de conflictos, enfermedades, desigualdad y crisis climática.

Vivamos con gozo este Año Jubilar.

¡Seamos Peregrinos de la Esperanza!



INDULGENCIA

La palabra "indulgencia” viene del término INDULTO, que significa PERDÓN DE UNA DEUDA O DE UNA CULPA MERECIDA.

Cuando tú pecas gravemente de manera libre y consciente, además de hacer daño a los otros, te separas de Dios y quedan cerradas las puertas del cielo para ti.

Con el sacramento de la CONFESIÓN, recibes el perdón de Dios y recuperas la unión con El.

Este perdón Dios te lo da gratis y supone que tendrás un cambio real en tu vida.

Al confesarte se supone también que estás dispuesto a "reparar" o componer aquello que has descompuesto con tu pecado.

Como esto muchas veces no es posible, pues es difícil reparar el daño cometido, entonces el pecado aunque ya esté perdonado en la confesión, te deja como una mancha, que tendrás que limpiar en esta vida con obras buenas o en el Purgatorio, para poder entrar totalmente limpio al Cielo.

Para entender esto mejor, podemos usar un ejemplo muy sencillo:

🔸 El pecado es como un clavo que penetra en la madera.

🔸 La confesión saca el clavo, pero deja un agujerito en la madera.

🔸 La indulgencia es como reparar  tapando con masilla el  agujero dejando  la madera como nueva.

Esto significa que si recibes la INDULGENCIA PLENARIA (de todas tus culpas) estarás como recién bautizado, con el alma totalmente limpia de culpa.

Si mueres acabando de recibir la indulgencia plenaria, te irás al Cielo directo sin hacer escala en el Purgatorio.

A partir de la indulgencia todas las manchas que tenía tu alma desaparecerán. ¡Borrón y cuenta nueva!

Es muy importante reflexionar: esto solo es posible porque la MISERICORDIA de Dios es infinita y porque su AMOR hacia ti también es infinito y no porque tu te lo ganes por tus méritos.

































     LA SEMILLA 

     PARTE DE UNA PLANTA


                         

          HACE FRIO

Descubre este precioso cuento infantil sobre la solidaridad escrito por Teresa del Valle Drube. La familia de ardillas ayudará a sus amigos ante el peligro que acecha en el bosque. La solidaridad es un valor importantísimo para inculcar en nuestros niños, solo así aprenderán la importancia de compartir con los menos favorecidos parte de lo que ellos tienen.

          EL VALOR DE COMPARTIR

¿Cuál es el valor de compartir?

Compartir es el acto de participación recíproca en algo, ya sea material o inmaterial. Lleva implícito el valor de dar (la generosidad) y de recibir, aceptar o acoger lo que otra persona ofrece.  Para una persona es importante recordar que para poder recibir es fundamental DAR!!!!
















 




19 de enero de 2025

"PEREGRINOS DE LA ESPERANZA" - JUBILEO 2025

El domingo 29 de diciembre del 2024, las diócesis de España  inauguraron el Año Santo Jubilar 2025, un tiempo de esperanza convocado por el Papa Francisco. Cada diócesis española ha organizado diferentes actos, como procesiones, misas o ceremonias especiales para inaugurar este tiempo y ofrecer la gracia del Jubileo a través de la confesión y la Eucaristía.



Nuestro Obispo Don Gerardo Melgar publica un decreto sobre la celebración del Jubileo 2025 en nuestra diócesis de Ciudad Real que se suma, junto a toda la Iglesia, al Jubileo convocado por el papa Francisco con el lema Peregrinos de esperanza.

DECRETO DEL JUBILEO 2025 EN LA DIÓCESIS DE CIUDAD REAL

Con el fin de que los fieles de la diócesis puedan peregrinar y obtener la Indulgencia Plenaria, se disponen cinco lugares de peregrinación con celebraciones periódicas:

— Santa lglesia Prioral Basílica Catedral Santa María del Prado de Ciudad Real. Que celebrará la eucaristía jubilar cada primer domingo de mes a las 12:00 horas.

Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Valdepeñas, que celebrará la eucaristía jubilar cada segundo domingo de mes a las 12:30 horas.

— Parroquia de Santa María de Alcázar de San Juan, que celebrará la eucaristía jubilar cada tercer domingo de mes a las 12:00 horas.

— Parroquia de la Asunción de Puertollano, que celebrará la eucaristía jubilar cada tercer domingo de mes a las 12:00 horas.

— Parroquia Santa María Magdalena de Malagón, que celebrará la eucaristía jubilar cada cuarto domingo de mes a las 12:30 horas.

Habrá encuentros jubilares en la diócesis con los que se podrá conseguir la gracia jubilar. Será peregrinando a los encuentros que, con motivo del jubileo de los jóvenes, de las familias y de los «colectivos de la esperanza», serán convocados convenientemente en su momento a lo largo del Año Jubilar.

En el decreto se explica cómo obtener la indulgencia plenaria siguiendo las Normas de la Penitenciaría Apostólica sobre la concesión de la indulgencia durante el Jubileo Ordinario de 2025. Se establece que «los fieles que estén verdaderamente arrepentidos de sus pecados y cumplan las condiciones acostumbradas (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Romano Pontífice) podrán conseguir la Indulgencia Plenaria para sí mismos, o aplicarla por las almas de los fieles difuntos en el curso del Año Santo en las siguientes ocasiones:

I. En las sagradas peregrinaciones hacia cualquiera de los lugares jubilares o encuentros jubilares establecidos en este decreto, participando devotamente en la santa misa u otras de las celebraciones reseñadas en las Normas citadas.

II. En las pías visitas a los lugares sagrados si, individualmente o en grupo, visitaran devotamente cualquier lugar jubilar y ahí, durante un periodo de tiempo adecuado, realizaran adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima e invocaciones a María, Madre de Dios.

III: En las obras de misericordia y de penitencia, según se especifica en dichas Normas.

Los fieles que, por diversas circunstancias, no pudieran participar en las ocasiones citadas, especialmente los ancianos, las monjas de clausura, los enfermos, los reclusos y aquellos que, en hospitales u otros lugares de cuidados prestan servicio continuo a los enfermos, pueden conseguir la indulgencia con las mismas condiciones si, unidos en espíritu, recitan el Padre Nuestro, la Profesión de fe y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida.

Se facilitarán horarios visibles en las cancelas de los templos, para posibilitar el acceso de los fieles a la confesión sacramental, así como en las parroquias que organicen peregrinaciones a los templos jubilares en la diócesis.





El papa Francisco ha convocado al Jubileo a toda la Iglesia católica mediante la bula Spes non confundit

En ella explica que «la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús».

Señala el papa Francisco que el Jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia. Desde que Bonifacio VIII instituyó el primer Año Santo en 1300 —con cadencia de cien años, que después pasó a ser según el modelo bíblico, de cincuenta años y ulteriormente fijado en veinticinco—, el pueblo fiel de Dios ha vivido esta celebración como un don especial de gracia, caracterizado por el perdón de los pecados y, en particular, por la indulgencia, expresión plena de la misericordia de Dios.

Los fieles, generalmente al final de una larga peregrinación, acceden al tesoro espiritual de la Iglesia atravesando la Puerta Santa y venerando las reliquias de los Apóstoles Pedro y Pablo conservadas en las basílicas romanas. Millones y millones de peregrinos han acudido a estos lugares santos a lo largo de los siglos, dando testimonio vivo de su fe perdurable.

El Gran Jubileo del año 2000 introdujo la Iglesia en el tercer milenio de su historia. San Juan Pablo II lo había esperado y deseado tanto, con la esperanza de que todos los cristianos, superadas sus divisiones históricas, pudieran celebrar juntos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, Salvador de la humanidad. Ahora que nos acercamos a los primeros veinticinco años del siglo XXI, estamos llamados a poner en marcha una preparación que permita al pueblo cristiano vivir el Año Santo en todo su significado pastoral.

En este sentido una etapa importante ha sido el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que a su vez podamos ser sus testigos.

Como dice el Papa Francisco, debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras. «El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna». Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo que, según el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: «podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos» (Lv 25,6-7).

Por lo tanto, la dimensión espiritual del Jubileo, que nos invita a la conversión, debe unirse a estos aspectos fundamentales de la vida social, para formar un conjunto coherente. Sintiéndonos todos peregrinos en la tierra en la que el Señor nos ha puesto para que la cultivemos y la cuidemos (cf. Gn 2,15), no descuidemos, a lo largo del camino, la contemplación de la belleza de la creación y el cuidado de nuestra casa común. Espero que el próximo Año Jubilar se celebre y se viva también con esta intención. De hecho, un número cada vez mayor de personas, incluidos muchos jóvenes y adolescentes, reconocen que el cuidado de la creación es expresión esencial de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad.

¿Qué es el Jubileo?

 “Jubileo” es el nombre de un año particular: parece que deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de carnero, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur). Esta fiesta se celebra cada año, pero adquiere un significado particular cuando coincide con el inicio del año jubilar. A este respecto, encontramos una primera idea en la Biblia: debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años (cfr. Lv 25,813). Aunque era difícil de realizar, se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, y conllevaba el perdón de las deudas, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.

Citando al profeta Isaías, el evangelio según san Lucas describe de este mismo modo la misión de Jesús: «El Espíritu del Señor está sobre mí; porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,1819; cfr. Is 61,12). Estas palabras de Jesús se convirtieron también en acciones de liberación y de conversión en sus encuentros y relaciones cotidianos.

Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II. También hay momentos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia. También ha sido diferente el modo de celebrar este año: en el origen coincidía con la visita a las Basílicas romanas de san Pedro y san Pablo, por tanto, con la peregrinación, posteriormente se añadieron otros signos, como el de la Puerta Santa. Al participar del Año Santo se obtiene la indulgencia plenaria.

Existen dos tipos principales de jubileos en la Iglesia Católica:

Jubileo Ordinario: Se celebra cada 25 años. Es un año de perdón y gracia, marcado por peregrinaciones a Roma, la confesión, la comunión y la realización de obras de misericordia. El Jubileo Ordinario más reciente fue en el año 2000, bajo el pontificado de San Juan Pablo II, y el próximo está programado para el 2025.

Jubileo Extraordinario: Es convocado en ocasiones especiales, cuando el Papa considera que la Iglesia necesita un tiempo especial de gracia. Un ejemplo reciente es el Jubileo de la Misericordia, proclamado por el Papa Francisco en 2015-2016, que se centró en la importancia de la misericordia divina y en la necesidad de que los fieles la practiquen en su vida diaria.


 JUBILEO 2025


Logo del Jubileo



El logo representa cuatro figuras estilizadas que indican la humanidad proveniente desde los cuatro rincones de la tierra. Abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos. La primera figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad. Es útil observar las olas que la rodean y que están en movimiento, porque muestran que la peregrinación de la vida no siempre pasa por aguas tranquilas. Muchas veces las experiencias personales y los eventos del mundo exigen con mayor intensidad el llamado a la esperanza. Es por esto que se debe subrayar la parte inferior de la cruz que se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas. Bien sabemos que el ancla ha sido usada como metáfora de la esperanza. De hecho, el ancla de la esperanza es el nombre que en la jerga marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las tormentas. No se olvide el hecho de que la imagen muestra cómo el camino del peregrino no es un hecho individual, sino comunitario con la impronta de un dinamismo en crecimiento que tiende cada vez más hacia la cruz. La cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza. Se destaca, finalmente, con color verde el lema del jubileo 2025: Peregrinantes in Spem.




 





CAMINOS JUBILARES EN ROMA

Mujeres Patronas de Europa y Doctoras de la Iglesia

Europa en Roma

Basílicas Papales



El Jubileo es una oportunidad para fomentar valores fundamentales como la reconciliación, la misericordia y la justicia social. Las escuelas está utilizando el Jubileo como un marco para promover estos valores entre los estudiantes. A través de programas de servicio comunitario, los estudiantes pueden aprender a aplicar estos principios en su vida diaria.

Estos proyectos enseñan a los jóvenes la importancia de la compasión y la solidaridad. Además, se están llevando a cabo campañas de sensibilización sobre temas como la pobreza, la desigualdad y la protección del medio ambiente, alineadas con los principios del Jubileo.

Las clases de religión y ética también están dedicando tiempo a discutir el significado espiritual del Jubileo. Los maestros están guiando a los estudiantes en reflexiones sobre la importancia del perdón, la redención y la renovación espiritual. Estas discusiones ayudan  a comprender el Jubileo por un lado, como un evento histórico, y por otro como una oportunidad para el crecimiento personal y la transformación espiritual.

El Jubileo 2025 es un evento de gran trascendencia que ofrece numerosas oportunidades educativas. Las escuelas están desempeñando un papel esencial en la incorporación del tema del Jubileo en sus currículos, fomentando la comprensión y participación de los estudiantes. A través de proyectos de investigación, los alumnos aprenden sobre la historia, el significado y el impacto del Jubileo.

Esta integración del Jubileo en la educación asegura que las futuras generaciones comprendan la importancia de este evento y los valores que representa.


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