El budismo es reconocido de manera general como una de
las grandes religiones del planeta, y afirma una vía de liberación con la que intenta
dar una solución espiritual al sufrimiento humano. No obstante, el budismo no
es una religión teísta. En Occidente se suele asociar la "religión"
con la necesidad en la creencia en una divinidad, y por patrones culturales de
este tipo, muy influenciados por las religiones abrahámicas, muchas personas
tienden a ver al budismo como una filosofía.
Pero a pesar de que el budismo no postule sobre un dios
como última explicación de la realidad en el que creer, y de que realice
indagaciones muy elaboradas sobre las características y la naturaleza
fundamental del ser humano y de la realidad; el budismo no puede ser
considerado solamente una filosofía ya que no es sólo un mero cultivo
intelectual sino ante todo espiritual. Así, aunque el Buda rechazó el dogmatismo
y la fe ciega, también distanció sus enseñanzas del trabajo de los filósofos al
subrayar el valor de la propia experiencia personal directa de estas.
Sin embargo este debate sobre la naturaleza del budismo sea posiblemente un fenómeno mayoritariamente occidental, y para algunos eruditos budistas orientales, como Walpola Rahula, cualquier tipo de "etiquetado" que le pongamos al budismo carece de importancia real alguna. A partir de finales del siglo XIX el budismo se ha ido conociendo mejor en Occidente, donde desde entonces ha influenciado paulatinamente el pensamiento, el arte y la psicología humanista y existencial.
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