Jesús se encuentra con dos discípulos en camino a Emaús (Lc 24, 13-35 ; Mc 16, 12-13). En este notable encuentro, vemos dos elementos presentes hasta hoy en la celebración de la Eucaristía: La Palabra y la partición del pan.
TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN
Andando por el camino, te tropezamos, Señor,
te hiciste el encontradizo, nos diste conversación,
tenían tus palabras fuerza de vida y amor,
ponían esperanza y fuego en el corazón.
TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,
TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (bis)
Llegando a la encrucijada, Tú proseguías, Señor;
te dimos nuestra posada, techo comida y calor;
sentados como amigos a compartir el cenar,
allí te conocimos, al repartirnos el pan.
TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,
TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (bis)
Andando por los caminos te tropezamos, Señor,
en todos los peregrinos que necesitan amor;
esclavos y oprimidos que buscan la libertad,
hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.
Hay un corazón que mana,
que palpita en el Sagrario,
el corazón solitario,
que se alimenta de amor.
Es un corazón paciente,
es un corazón amigo,
el que habita en el olvido,
el corazón de tu Dios.
Es un corazón que ama,
un corazón que perdona,
que te conoce y que toma,
de tu vida lo peor.
Que comenzó esta tarea
una tarde en el Calvario,
y que ahora desde el Sagrario
tan sólo quiere tu amor.
Decidle a todos que vengan
a la fuente de la vida.
Hay una historia escondida
dentro de este corazón.
Decidles que hay esperanza,
que todo tiene un sentido.
Que Jesucristo está vivo,
decidles que existe Dios.
Es el corazón que llora
en la casa de Betania.
El corazón que acompaña
a los dos de Emaús.
Es el corazón que al joven
rico amó con la mirada.
El que a Pedro perdonaba
después de su negación.
Es el corazón en lucha
del huerto de los Olivos,
que amando a sus enemigos
hizo creer al ladrón.
Es el corazón que salva
por su fe a quien se le acerca.
Que mostró su herida abierta
al apóstol que dudó.
Decidle a todos que vengan
a la fuente de la vida.
Hay una historia escondida
dentro de este corazón.
Decidles que hay esperanza,
que todo tiene un sentido.
Que Jesucristo está vivo,
decidles que existe Dios.
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