En medio del Adviento la Iglesia pone a la Virgen María en el centro de la atención: celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción y creemos que es una ocasión preciosa para reflexionar entorno a la Madre de Dios.
La Inmaculada Concepción es un dogma de la Iglesia Católica, que consagra como, aunque concebida y nacida por un pareja de mortales (Santa Ana y San Joaquín), la Virgen María nació pura, nunca tocada por el pecado original, a diferencia de todos los demás hombres y mujeres. María, Llena de gracia, como se saluda en la Anunciación, se considera santa desde su concepción, purificada de todo mal, preservada del pecado por el Espíritu Santo, que la ha convertido en una criatura única y especial, destinada a ser la madre de un Hombre único y nuevo. Sería inconcebible pensar que Dios, en su infinita sabiduría y perfección, pueda haber confiado su encarnación humana a una mujer nacida en el pecado, presa del Maligno y sus tentaciones. María fue la única criatura a la que se le reservó este privilegio especial, particularmente en vista de su misión, del destino que Dios tenía guardado para ella. Todos los demás hombres y mujeres nacieron y nacen en el Pecado, desde lo cual se purifican por medio del Bautismo. María es la primera entre los creyentes, la más cercana a Dios, tan cerca que ha sido elegida para llevar en el vientre el fruto de su Amor infinito. Este papel de intermediaria entre el hombre y el Omnipotente, madre pura y amorosa, consagrada desde su concepción a su misión de amor y dolor, hace que la tradición de la Virgen Inmaculada sea una de los más extendidas y queridas en la devoción popular.
España se viste de gala cada 8 de diciembre para celebrar a su querida patrona ¡La Virgen de la Inmaculada! ¿Sabes por qué se escogió este día y qué es lo que celebramos? La Inmaculada Concepción es un dogma de fe de la Iglesia Católica que se promulgó en el año 1854. Este dogma explica que María es la única persona en la historia de la humanidad que nació sin pecado original.
Dios pensó en María para ser su madre incluso antes de nacer. Por eso decide prepárala de forma especial y le concede la gracia de nacer sin ningún tipo de mancha. Todos los demás nacemos con esa tendencia al pecado, que nos limpia el bautismo. Pero la madre de Jesús no fue víctima de ese pecado original. Por ejemplo, si contemplamos la oración del Ave María, este dogma se ve reflejado: “Ave María, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus.”
El milagro de la Batalla de Empel
¿Por qué se elige el 8 de diciembre para celebrar esta fiesta? Pues porque en la Batalla de Empel, el ejército español derrotó al bando enemigo gracias a un milagro de la Virgen. Fue durante la Guerra de los Ochenta Años en Flandes, en 1585.
Un tercio de la armada española combatían en la isla de Bommel, concretamente en el monte de Empel. Pero... ¿Qué sucedió aquella noche? Uno de los soldados del ejército español, mientras cavaba una trinchera, se encontró con una imagen de la Virgen. Una tabla flamenca que reflejaba la Inmaculada Concepción de María.
Así que improvisaron un altar a la Virgen y se pusieron a rezar toda la noche. A la mañana siguiente, el agua se había congelado y el ejército pudo huir. Los españoles vencieron en Flandes una batalla que parecía perdida. Desde ese año, la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.
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La Virgen de la Inmaculada, patrona de España
La Iglesia declaró el dogma de la Inmaculada Concepción en el año 1854. Fue bajo el pontificado de Pío IX qué firmó la bula Ineffabilis Deus. Años más tarde, en 1708, por orden del Papa Clemente XI se declaró “fiesta de guardar”.
Bien en cierto, que desde la Edad Media ya se había defendido la figura de la Virgen. Por ejemplo, el monarca visigodo Wamba, está reconocido en el XI Concilio de Toledo (año 675) con el título de “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Además, el el rey Carlos III creó una orden religiosa dedicada a esta Virgen. Tal era su devoción que la declaró patrona de todos los territorios españoles y de todas sus posesiones.