La Campaña institucional de Cáritas «Ama y vive la Justicia» en
su primer año de camino ha partido del lema «¿Qué haces con tu hermano?», nuestra
apuesta por construir una fraternidad comprometida con su raíz en el ser
personas de una sola familia humana, con la misma dignidad y derechos.
Ha supuesto una invitación a salir al encuentro de las personas,
de nuestros hermanos y hermanas, en especial los más vulnerables, para tomar
conciencia de las situaciones de desigualdad e injusticia que van creciendo en
nuestra sociedad, en nuestros barrios, y ante las cuales la indiferencia se ha
ido instalado en nuestras vidas y en la forma de percibir la realidad.
Este segundo año de Campaña lo presentamos bajo el lema «Practica
la justicia. Deja tu huella». Es una invitación a poner la mirada en el
hecho de que practicar la justicia, velar y hacer posibles los derechos
fundamentales de todas las personas, es imprescindible para erradicar la pobreza
en el mundo.
Tomar conciencia de que practicar la justicia es una
responsabilidad de todos, implica un compromiso activo con la defensa
de los derechos propios y ajenos, haciéndolos posibles para todos desde el
lugar que cada uno ocupa en la sociedad.
Por eso PRACTICAR la JUSTICIA es amar a tu prójimo, a
tus semejantes, como a ti mismo, es hacerles lo que a ti te gustaría que te
hicieran si estuvieras en su lugar. Es tratar con dignidad a todo ser humano,
porque es de tu misma familia, la humana, hijo/a de tu mismo Padre-Madre Dios.
Es no quedar indiferente ante su sufrimiento y necesidad cuando le son
arrebatados sus derechos, y no puede vivir dignamente por la injusticia de
otros. Es movilizarse y actuar porque lo que a él le pasa, a mí me pasa, lo que
a él le golpea… a mí me golpea.
En Cáritas, trabajamos por la justicia. Hay que dar a cada
uno «lo suyo», lo que le corresponde en justicia, y no se puede dar por
caridad lo que se debe en justicia. Es ésta una afirmación ampliamente repetida
en la doctrina social de la Iglesia. La justicia es la primera exigencia de la
caridad. Amar al prójimo significa respetar con los hechos al prójimo en su
dignidad personal y en sus inalienables derechos.
Con esta campaña, queremos practicar un estilo de vida que nos
lleve a ser agentes de transformación de nuestra sociedad, en los barrios,
en todos los ámbitos, personales, laborales, familiares, y en todos los
espacios donde convivimos con otros, así como a cuidar de nuestro hábitat, el
conjunto de la Creación.
Si somos capaces de lograr un equilibrio entre nuestra forma de
vivir, de pensar y de actuar, lograremos mejorar nuestro entorno haciendo posible
que nuestra huella de justicia y de amor transforme la realidad de las
personas que viven en situación de pobreza y exclusión.
Si así lo hacemos no cabe duda de que dejaremos una huella
sostenible para todos, y podrán decir de nosotros como dijeron de Jesús, «pasó
haciendo el bien» (Hch 10,34-38).
Como dice el Papa Francisco: «El que camina sin dejar huella no
sirve para nada. En la vida hay que caminar como caminó Jesús: dejando huellas
que marquen la historia. Huellas que den vida. Eso sucede comprometiéndose.»
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